La Niña está sentada y suspira. Le echa un poquito de menos. Es increíble, ¿a qué sí? Ella pensaba que no volvería a ser capaz de sentir nada por nadie. Pero alguien llegó, le rozó la mano y la hizo despertar, encontrándose de frente y sin quererlo con una mirada tan profunda como el mismo mar...
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Yo cuento, y tú ¿qué me quieres contar?